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Liz Greene
Artículo editado en la revista Astrología, Organo Oficial del Centro Astrológico de Buenos Aires. Nº 71. Cuarto trimestre de 1977.
La opinión general acerca de las Octavas Superiores de los Planetas y su significado en la carta de nacimiento del individuo, parecería ser que denotan la dirección de un grupo o generación y que sólo en raros casos, cuando estos planetas aspectan fuertemente al Sol, a la Luna o están conjuntos a los ángulos, infunden algunas cualidades personales en el carácter.
En las cartas de mucha gente son consideradas como “notas mudas”; puntos relativamente inactivos que cuando son estimulados por un tránsito o planeta progresado, actúan como “maléficos” por naturaleza porque parecen funcionar a través de circunstancias externas incontrolables o predestinadas, las que frecuentemente son destructivas para la seguridad material o emocional. Así, podemos leer en fuentes respetadas, que una cuadratura de Saturno a Urano “no tiene mucho significado para el individuo”, que una progresión de Marte en trígono a Neptuno “no es importante, salvo para artistas y místicos” y que Urano en conjunción con Plutón en la carta natal sólo se refiere a la generación en que nació una persona.
Es muy poco lo que el estudiante puede usar en su interpretación a nivel práctico o vital, excepto que Urano produce acontecimientos repentinos, Neptuno fomenta el engaño y Plutón tiene cierta conexión con la muerte y con organizaciones criminales o subversivas.

La motivaci& oacute;n inconsciente
Este tema parece reflejar la común actitud humana de que aquello que no comprendemos carece de significado y que, de tenerlo, entonces es pernicioso porque no lo comprendemos. Todos estamos influenciados por los mismos diez cuerpos celestes y todos poseemos los mismos diez estímulos fundamentales o motivaciones como seres humanos y como reflejo microcósmicos del cosmos, cuya expresión microcósmica puede verse a través de estos diez planetas. Cada uno es tan importante como los otros para el individuo y su desarrollo, pero una vez que hemos alcanzado la línea límite de Saturno, cuya motivación es, de todos los planetas la más material y protectora de uno mismo, la naturaleza del impulso básico de traslada de un nivel personal a uno espiritual.
El no estar enterado de esta motivación dentro de uno, porque la conciencia está fijada a la tierra en lugar del cielo, no niega el poder del impulso. El hecho de vivir en una cueva subterránea y desconocer la salida y puesta del sol, no impide que éste siga saliendo y poniéndose. Si las octavas superiores de los planetas son vistas como símbolos de las tendencias del hombre espiritual, es obvio de por qué tanta gente no está enterada de su influencia.
Pero ellas, como quiera que sea, continúan haciendo lo posible para nuestro desarrollo y crecimiento interno y continúan atrayendo en la vida, eventos y situaciones de una naturaleza externa que reflejan las necesidades interiores y contribuyen al crecimiento del alma si las conocemos, tratando de usarlas concientemente y dirigiendo estas energías en una forma positiva, o si somos ignorantes de ellas, parecemos estar a merced del destino o de nuestro “mal karma”. Puede suponerse que aunque los antiguos no estuvieron enterados de su existencia, estos planetas, sin embargo, existían e influenciaban a la humanidad, aunque de modo inconsciente. Ahora los conocemos y lentamente empezamos a enterraos de las realidades espirituales que ellos simbolizan.
Si Urano, Neptuno y Plutón son examinados bajo esta luz y el término “octavas superiores” es plenamente indicativo de los que estamos tratando, sus significados e importancia para el individuo comienza a hacerse claro.

Tránsitos de Urano
Algunos ejemplos ayudarán a hacer esto más claro. El hombre con Urano ubicado en la casa II, tendrá períodos de su vida en que su seguridad material sea abruptamente destrozada y también períodos en que logre repentinas pérdidas y ganancias en el área de las finanzas y de los recursos. ¿Pero qué clase de consejo constructivo puede darse al hombre que ha perdido todo en la Bolsa o cuya casa se ha incendiado?
Nosotros hablamos volublemente de libre voluntad y decimos que hay que poner riendas al ingobernable temperamento de un Marte afligido o que hay que reconstruir la confianza de un temeroso e inseguro Saturno. ¿Qué podemos hacer con Urano, además de aterrorizarnos, cuando el próximo tránsito se aproxime?
Pero si esta posición de Urano es considerada como la necesidad del alma de liberarse de la identificación con la materia, para expandirse en el conocimiento de que los pensamientos crean la propia realidad – principio básico que subyace en la metafísica – una comprensión adicional puede obtenerse de este planeta.
Obviamente, si uno no coopera conscientemente con este impulso y no trata de elevar su definición de seguridad desde una cosa tangible y externa a un poder interno proveniente de la mente, la destrucción repentina de la seguridad tangible, será vista por el hombre mundano como un acontecimiento terrible, una catástrofe, un destino malo, aunque en realidad, es la manera más valiosa y enérgica para obtener una percepción más clara dentro de la inestable seguridad mundana.
Ha ido contra los dictados de su propia alma, porque Urano simboliza su propia necesidad, no la acción de algún agente exterior y, a la larga, su impulso interior pesará más que su personalidad y perderá lo que pensaba que poseía. Si este conocimiento puede lograrse con la cooperación consciente, no es necesario sufrir tan fuertemente un shock.
Pero la perspectiva total de la realidad necesita ser cambiada si Urano es desarrollado como un impulso consiente hacia la independencia desde los confines de la materia y hacia un conocimiento del funcionamiento de la mente superior. Ello requiere un punto de vista espiritual; sin este el planeta es un enemigo, porque el hombre es un enemigo de si mismo. Y aunque Urano no esté afligido, generalmente precipitará catá strofes porque la ruina de las fundamentaciones materiales es el modo más rápido, a veces, por el que un hombre puede llegar a enterarse de algo que está más allá de ellas.

Mitología planetaria
Una perspectiva más profunda puede obtenerse de la mitología, la que a menudo, indica leyes y procesos universales en lenguaje simbólico. Urano fue el dios original del Cielo, la primera deidad que emergió del Caos y corregente del universo, junto con su esposa y hermana Gaia, diosa de la Tierra. Pero su hijo, Saturno, decidió destronar a su padre y lo llevó a cabo, castrándolo. De las gotas de sangre que brotaron de la herida, el mito nos dice que nacieron las Furias o diosas de la justicia y de los genitales seccionados que fueron arrojados al mar, emergió Venus, labiosa del amor.
Aunque es imposible analizar un mito de tal modo que las reacciones emocionales e inconscientes que evoca puedan ser exhibidos en bandeja para la asimilación del intelecto- si tal cosa fuese posible no tendríamos mitos – un número de analogías es bastante claro, siendo una de ellas, que Saturno es el enemigo de Urano y al hacer impotente el poder de la mente creativa, él posee más fuerza en nuestro presente estado de evolución.
En la casa donde está Saturno ubicado, el individuo es impelido hacia su más profunda identificación con las cosas materiales; pero en la que ocupa Urano, se está forzado a trascender las cosas materiales a través del conocimiento, y aunque temporariamente, es impotente, el potencial de cada individuo es el mismo, si él llegara a conocer que en esta área de su vida, es un mago en potencia.

Identidad fusionada
Otro ejemplo. Leemos en los libros de texto que Neptuno en la casa XI atrae amistades extra& ntilde;as, peculiares y a veces, engañosas y que el individuo, probablemente sufra por la deshonestidad o la falsedad de sus compañeros. Esto es ciertamente así y, para mucha gente, Neptuno es el “punto ciego”, el área donde el engaño y la oculta traición pueden arruinar los mejores planes de una persona y reducirla a la pasividad. ¿Pero cómo puede uno evitar este punto de susceptibilidad? ¿De qué manera se puede confinar a Neptuno?
Si este planeta es una octava superior, seguramente debe haber algún significado más profundo de la casa XI que el engaño a través de los amigos. Pero si Neptuno es visto como la tendencia a superar la ilusión de la separatividad, el impulso a experimentar la unión con la vida toda - ese estado que cada disciplina espiritual ha tratado de lograr en toda cultura a través de la historia - entonces la tendencia de Neptuno hacia el engaño de s& iacute; mismo y el masoquismo se hace más comprensible. Esta motivación existe en cada persona, aunque esté latente en la mayoría y reducida a un nivel inconsciente de funcionamiento; todo hombre ansía llegar a ser uno con Dios.
La tendencia a fusionar la propia identidad con todas las cosas, si no es conscientemente reconocida continuará actuando a nivel inconsciente y seguirá atrayendo circunstancias en donde el individuo se verá obligado a renunciar a sus deseos personales, a sus anhelos, a su ego personal en manos de otros. Esto es lo que necesita, de todos modos hacer; pero si el está concentrado sobre la tierra, los efectos de ese sacrificio son vistos como malignos, insidiosos y traicioneros porque amenazan a los fines personales.
Y si tomamos la casa XI desde un punto de vista más profundo y la consideramos el área donde el individuo tiene una responsabilidad hacia el grupo del cual forma parte, entonces se hace evidente que en este sector se expresará la necesidad de aprender sin egoísmo.
Si se colabora con la tendencia neptuniana, y se ofrece voluntariamente las energías y las emociones para el desarrollo constructivo de los compañeros, no existe la necesidad de sufrimiento o engaño. Pero primero necesita dejar de engañarse a sí mismo, ya que Neptuno requiere que el velo sea arrancado y la interrelación de uno con las otras cosas vivientes se haga clara para el ojo interno.

Comprensión más profunda
(…) Finalmente, podemos considerar a Plutón, quien en mitología gobernó el Infierno y siempre usaba su invisible casco cuando aparecía por encima de la tierra, así que los ojos humanos no lo podían percibir.
Plutón es considerado generalmente como un punto de obsesión emocional y también como un punto de explosi& oacute;n o cataclismo de acuerdo con la casa donde se ubique natalmente. A menudo, lo obsesivo no es consciente y sólo el cataclismo se muestra por encima de la tierra.
Plutón puede ser angustioso en sus efectos, porque cada fragmento de lo que nosotros consideramos estable y permanente es destruido en la conflagración.
Si lo consideramos como la tendencia, dentro del individuo a dominar su propia naturaleza inferior y todas sus emociones concomitantes – odio, celos, posesividad – entonces se hace evidente que solo a través de los extremos de emoción, a través de las crisis más dramáticas uno puede llegar a conocer sus propios demonios inconscientes; ninguna otra cosa es suficientemente suerte como para sacarlos a la superficie.
Donde Plutón esté ubicado, la persona busca destruir aquello dentro de él que sea negativo y reconstruirse sobre un nivel más elevado; la muerte no llega del destino externo sino de su propia estructura. Plutón lleva al hombre a someterse a sí mismo a extremos de emoción de manera que pueda aprender acerca de su naturaleza y gobernarla.
Si esta tendencia se hace consciente, no es necesario soportar la prueba por fuego de ver destruidas cada cosa a la que emocionalmente, uno se ligó. Pero llegar a esta conciencia involucra la aceptación de que existe una batalla que librar y que las emociones deben estar bajo el control de la voluntad para el progreso del alma.

La lucha mayor
Urano, Neptuno y Plutón son planetas dramáticos y lo que ellos describen es siempre más amplio que la vida mundana que tendemos a aceptar como realidad. Los eventos que reflejan en la vida personal son, invariablemente, aquellos en los que incluye una lucha mayor y la posibilidad de un gran despertar espiritual.
Hasta la propia muerte que está bajo la regencia de Plut& oacute;n, puede observarse como una conquista final de la personalidad, ya que el alma emerge en libertad en la consumación de la tarea.
Si estos planetas son considerados tendencias naturales en el hombre, en tanto espíritu y materia, entonces no son difíciles de entender dentro del marco de la carta. Sus motivaciones siempre buscan que el individuo se entere de la irrealidad e inestabilidad del mundo material en contraposición a la irrealidad e inestabilidad del alma.
Una interpretación más espiritual de estos tres planetas, conceden una comprensión más profunda de los tres signos que rigen: Acuario, Piscis, Escorpio, porque de todos los signos, estos tienen una interpretación más incomprensible, tendiendo a un sendero más difícil, hasta que la octava superior es descubierta.
Las tres casas asociadas con estos planetas - XI, VIII, XII – también son oscuras hasta que se tiene en cuenta un punto de vista más espiritual.
Plutón puede permanecer en un signo durante 30 años y, por lo tanto, colorea a toda una generación, pero su posición por casa es individual, al igual que sus aspectos. Lo mismo es aplicable a Neptuno y Urano.
Es un error descuidar a estos planetas y considerarlos sólo como ejerciendo una influencia general; también es un error considerarlos nefastos o incontrolables, cuando ellos pertenecen tan específicamente al crecimiento y desarrollo del alma individual.
Requieren una reflexiva y consciente exploración de la realidad interna más allá de la estructura exterior de las casas que ocupan: Con cooperación consciente, son más importantes que los planetas personales en una vida individual.

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