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Autor: Eduardo Alfonso
La alimentación digestiva es la más material de todas. Ella proporciona fundamentalmente la parte material del organismo, si bien en la natural alimentación de frutos crudos, esta parte material se reduce a lo estrictamente necesario y se aumenta hasta el máximo posible el ingresos de energías por el tubo digestivo. Nada de extra o tiene este siglo tan material por el que estamos pasando, se caracterice por el culto al vientre o sea a los placeres de la mesa. Todo se celebra con banquetes. Todo se festeja con funciones casi siempre anormales del tubo–digestivo. Esta es la realidad. Y no cabe duda de que semejante alimentación tenga positiva Influencia en las ideas emitidas, ya que al requerir estas, funciones cerebrales, estas funciones se hallan dificultadas por los residuos y gases tóxicos de la alimentación excesiva y carnívora. El que materializa con alimentos groseros y tóxicos las células de su cuerpo hace descender la mente a planos más bajos y más sensuales. En cambio, los materiales de construcción del cuerpo pueden sutilizarse espiritualizarse, si se me permite la expresión con una adecuada alimentación vegetariana, predominantemente crudivora, que tantos valores energéticos, Eléctricos, magnéticos, radioactivos, vitales, y con tan gran predominio sobre el valor material aporta al cuerpo.
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Teresa Andreu.
Informativo Cyclos, de la Asociación de Astrología de Catalunya. Nº 8, otoño/invierno 1995.
A menudo encontramos historias, leyendas fantásticas, que conmueven nuestra vida y nos hacen replantear cómo vivimos desde una perspectiva simbólica. ¿Quién no se ha sentido identificado con la Cenicienta, el Príncipe Valiente, el patito feo o el gato con botas, por hablar solamente de cuentos infantiles?
Los mitos son como cuentos en los que podemos ver cómo funcionamos y dónde fallamos.
En la mitología griega y romana -tan cercana a nuestra cultura- encontramos historias relacionadas con situaciones arquetípicas que de una manera o de otra vamos a vivir en nuestra vida.
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André Barbault
El conocimiento de la Astrología. Capítulo Los cuatro elementos en la pintura, páginas 161 y siguientes. Editorial Dédalo. Buenos Aires, Argentina. 1979.
Ante el caballete, el pintor goza de pleno ejercicio de sus facultades; las aptitudes que desarrolla con sus utensilios: lápiz, pincel, colores…son una función de la naturaleza de la relación que mantiene con el mundo: de ahí un modo dado de comportamiento. Pero hay cuatro grandes maneras de abordar la tela:
-La habilidad para transmitir a la representación de la naturaleza la sensibilidad puesta en contacto con los objetos, a través del placer sensorial que procura la materia de trabajo. Aquí la aptitud sobre todo lo visible concreto, la realidad táctil, el aspecto carnal de las sustancias en el espacio y en una atmósfera respirable. Se desenvuelve particularmente a través del interés por el documento, lo anecdótico, lo “pintoresco”. Se trata de una actitud de extraversión desmesuradamente abierta al espectáculo del mundo, en sus aspectos más sensibles e inmediatos, que corresponde al temperamento sensualista, en referencia al Aire.
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Juan Jacos.
Revista Símbolo. Diciembre 1990.
“En un principio hizo Dios el cielo y la tierra.
Y la Tierra era grande y desierta,
Y la oscuridad cubría el Abismo;
Y el Espíritu de Dios sobrevolaba el agua.”
(Génesis, 1, 1, 1-3)
Si bien la imagen del agua es en el relato bíblico de una recurrencia tan amplia y permanente que excede con mucho los límites impuestos a una simple charla, hemos elegido sin embargo, estas escuetas palabras para introducir nuestro tema. En ellas encontramos la presencia de la tierra aún vacía y estéril, y en contraposición con ella, el agua, fuente de vida a la que el espíritu de Dios ya ha hecho fértil desde los primeros instantes de la Creación, fertilidad que se ampliará y completará en las siguientes Jornadas.
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Fragmento del texto Introducción a la Astrología. S. Fuzean-Braesch. Editorial Paidos. Buenos Aires (Argentina). 1991. Páginas 67 y ss.
La astrología se difundió ampliamente entre los persas, sirios, árabes y turcos y acompañó a la conquista musulmana. Su historia más interesante abarca ocho siglos a partir del siglo VIII d.C. y corresponde al periodo islámico. Toma el nombre de El hakam el noud’joun o “juicio de las estrellas”.