Artículo publicado por Mercurio-3, Nº 7, 2º trimestre 1988
Recordemos que cada cuerpo físico es una amalgama de elementos y que muchas enfermedades se deben a la combinación de problemas y no a la causa de uno solo. Por otra parte, cuando una enfermedad concierne a más de un elemento, suele ser más difícil de tratar.
El Aire
La escasez de aire lleva a una falta de perceptibilidad, anemia, cansancio, desvitalización, desorientación, introversión, estancamiento, e incapacidad para organizarse con efectividad.
El fuego
El fuego es el elemento de transmutación. Da calidez y sentimiento. Está asociado con el calor y la luz. El fuego se relaciona con el sentido de la vista y del discernimiento, la penetración, la comprensión, la inteligencia y la alegría. En el cuerpo rige la expansión, la digestión, el color de la piel, la vista y el calor. Psicológicamente se asocia con las aspiraciones, el idealismo, el entusiasmo, la confianza en sí mismo, la independencia, la virtud y el valor. Se identifica con el sentido de la dignidad, con la felicidad, el ardor, el celo. Cuando este elemento se encuentra en su justa proporción, la persona es agradable, optimista, espontánea, generosa, expansiva, cálida, afectuosa e inspirada. Semejantes personas irradian bondad y con frecuencia son fuente de fortaleza, de aliento e inspiración para los demás.
Por exceso, el fuego hace a las personas coléricas, violentas, imprudentes y agresivas. Eleva la temperatura del cuerpo y, por tanto, se relaciona con las fiebres, inflamaciones, irritaciones, y también con los cortes, morados, cicatrices y la presión provocada por la expansión de alguna parte del cuerpo contra otra (causando la fricción y, de hecho, el calor).
Cuando el elemento fuego es débil, la digestión es lenta, el cuerpo siente frío, la temperatura es pobre y los ojos carecen de brillo. La resistencia a las infecciones resulta deficiente. En estos casos, las personas se sienten abatidas, carentes de dinamismo, de valor y perseverancia. También suelen ser diabéticas, descorazonadas y puede que carezcan de fortaleza para enfrentarse a las dificultades y a los deseos de vivir.
El agua
El agua es un elemento que está asociado con la humedad y los líquidos. Rige la saliva y el sentido del gusto. Da al cuerpo suavidad de movimientos y lo protege contra las fricciones. El agua tiene el instinto de descender y por eso nutre las formas de los mundos más densos. Así como la tierra se ablanda con las lluvias, el agua proporciona al cuerpo su plenitud y suavidad. Los astrólogos acostumbran a asociar el agua con las emociones, las facultades imaginativas y los sentimientos personales en oposición con el sentido de lo que nos rodea. Por ello, es totalmente subjetiva, así como el aire es objetivo. Refleja una impresión similar a una imagen en un espejo, aunque la propia al sentir de sí mismo. Por eso rige la sensibilidad interna, aunque no necesariamente la sensibilidad hacia los sentimientos ajenos o a una impresión espiritual que requeriría más desapego. Cuando el agua es equilibrada la disposición se dirige a la calma y firmeza, la persona es suave, flexible, gentil, sensible y agradable.
Así como el fuego rige la expansión y las aspiraciones, el agua rige la contracción y la autoprotección. Su exceso puede transformar a una persona aprensiva y excesivamente preocupada por su seguridad. También causa somnolencia, autoindulgencia, monotonía, voluptuosidad, lujuria, y con suma frecuencia: sobrepeso.
Cuando el elemento agua es deficiente, la persona tiende a manifestar los síntomas del exceso de aire en forma de rigidez y crujimiento. Carece de suavidad y de capacidad para relacionarse con los demás. No puede proyectar aquello que siente y por esto no es capaz de convencer a los demás de que tiene las razones personales adecuadas para lo que se propone y está realizando. En los .casos graves, no sabe cómo se siente y carece de ritmo.
La tierra
El elemento tierra se relaciona con el principio de solidez y por consiguiente con el sentido de estabilidad y de permanencia. Es absolutamente esencial para nuestro sentido de seguridad. Rige el sentido del olfato y todo lo sólido de nuestro cuerpo: huesos, dientes, uñas, piel, cartílagos, tendones y grasas. Psicológicamente, se relaciona con el espíritu práctico, la seguridad, fidelidad, estructura, conservación y realismo. De manera más abstracta, se asocia con la discriminación y los aspectos más estables y permanentes de lo existente, por aquello que se deja afectar menos por las sutilezas y los matices; posee perseverancia y una mayor capacidad para mantenerse. Cuando el elemento tierra es equitativo da una gran tolerancia, paciencia, firmeza y claridad sobre la realidad básica. El sistema de valores de las personas de tierra es habitualmente sólido, raramente afectado por las emociones o el idealismo; más bien práctico.
Cuando el elemento tierra se halla en exceso, las personas son perezosas, letárgicas, inactivas, demasiado materialistas, a menudo densas, pesadas, inseguras de sí mismas, de reflejos lentos en la percepción y en la captación de nuevas ideas. Suelen dormir demasiado, son inflexibles, se resisten a la mayoría de cambios y tienen que meditar minuciosamente las cosas antes de realizar algo.
Si el elemento tierra es deficiente, la persona carece de la habilidad necesaria para manifestar sus pensamientos. Existe poca conexión entre su potencial y su materialización, y puede fallar en la capacidad de ver qué es lo que traiciona sus aspiraciones. Tales personas son inestables, a menudo carecen de solidez y no son capaces de generar el apoyo de los otros.
Correlaciones
Con frecuencia, los elementos se correlacionan con los «humores» citados por los antiguos. Como sucede en muchos aspectos de la Astrología, no existe una perfecta concordancia de correspondencias, pero la más usual es la siguiente:
AIRE SANGUlNEO
FUEGO & nbsp; COLERICO
AGUA MELANCOLICO
TIERRA FLEMATICO
Los elementos y su relación con los sentidos:
Elemento Sentido Organo
ETER OIDO OREJAS
AIRE TACTO PIEL
FUEGO VISTA OJOS
AGUA GUSTO LENGUA
TIERRA OLOR NARIZ